Yo leo por legítima defensa

El título corresponde a Woody Alen. Otros han llegado a decir que todos los libros del mundo no valen un café con los amigos.

No cabe duda que no podemos vivir de la lectura de libros. Correríamos el peligro de hacerlo en un mundo irreal, lejos de las personas. Hoy cuando es muy frecuente cambiar el sentido de las palabras para deformar la realidad, donde se utilizan alegremente palabras que conducen a la confusión, es más necesario que nunca recuperar la lengua en su sentido más noble y humanista.

Vivimos rodeados de un nuevo analfabetismo, el analfabetismo de los que pueden leer y utilizar palabras ásperas y palabras de odio y de relumbrón, pero que son incapaces de comprender el sentido del lenguaje en  función de su belleza o verdad. Hablar es como respirar, las palabras son el oxigeno de nuestro ser y adulterar su sentido es entrar en el caos y en la confusión.

Las palabras son la causa de rupturas de amistades, de relaciones personales, de confusión y de guerras, de daños irreparables.  Pero también con las palabras se pueden restañar muchas heridas. Ahora en tiempos vacacionales, leamos, no sólo para aprender, reir emocionarnos, llorar, recorrer mundos reales o ficticios, leamos por legitima defensa como decía Woody Allen.

Espero que para vosotros siga siendo interesante tomar café en este blog y charlar con sus parroquianos, utilizando las palabras como vehículo para hacer camino al andar.