Invisible, es la última novela de Paul Auster, por su riqueza narrativa, por el solapamiento de géneros y narradores, por su trama tan rutinaria como demencial al mismo tiempo, puede convertirse en una de las obras maestras de un autor que parecía condenado a vivir a la sombra de su famosa trilogía, o a ser el eterno guionista de ‘Smoke’.
La historia arranca en un lugar conocido. Adam Walker, estudiante en la universidad de Columbia (como el autor), que tiene veinte años en 1967 (como el autor, vaya) y aspirante a poeta (ídem) conoce al inquietante mecenas francés Rudolf Born y a su entonces novia Margot. Tras una aventura con Margot y el salvaje acuchillamiento de un pobre atracador, Cedric Williams, que trataba de robarles el dinero y el reloj a Born y a Walker, se termina a un tiempo con su idea conjunta de fundar una revista literaria, con su amistad y, por ende, con el flirteo con Margot. Hasta aquí todo levemente bohemio, pero convencional y, como corresponde a cualquier obra contemporánea que aspire a vender ejemplares, en clave thriller. Es al pasar capítulo cuando nos enteramos de que lo que hemos leído es la narración que Walker ha enviado décadas después, ya enfermo, a un antiguo compañero de universidad, James Freeman, escritor famoso, para retomar su amistad y para que evalúe la calidad del escrito de cara a un futura novela llamada provisionalmente ‘1967’.
Título: Invisible
Autor: Paul Auster
Editorial: Anagrama
Páginas 288
Precio 18€
Hace 2 horas
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