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jueves, abril 28

Reacciona

Reacciona es un nuevo libro, después de Indignaos,  que trata de clarificar y encauzar la pesadumbre de un sector creciente de la sociedad española con la crisis económica, política y social que estamos viviendo, con la crisis del sistema.

Varios son los factores que están en juego, nuestra estabilidad, el equilibrio global, una generación de jóvenes sin futuro, y el futuro mismo.

Entre los autores del mismo están José Luis Sampedro, Federico mayor Zaragoza, Ignacio Escolar, Javier Pérez de Albéniz.. El prólogo es obra de Stéphane Hessel.  

La idea del libro es clara, brindar respuestas con una idea destacada: la necesidad de tomar postura,  y actuar de concienciarnos y despertar pues todavía hay esperanza, hay soluciones.

Una ciudadanía informada y responsable puede impedir los atropellos. Todos con un mismo rumbo, con un objetivo claro: defender la dignidad, la democracia y el bien común. Ha llegado el momento. El primer paso es reaccionar.

Un libro apasionante que pretende responder a preguntas que todos nos hacemos: 

¿Por qué se atrevieron los bancos a ser codiciosos? ¿Por qué lo permitieron los gobernantes? ¿Son los medios de comunicación los culpables? ¿El consumismo? ¿Una sociedad infantilizada? ¿Se ha adueñado de España la inmunidad? ¿Son los jóvenes una generación estafada? ¿Tenemos miedo?


Para saber más:

Un libro: Reacciona

Autores: José Luis Sampedro, Mayor Zaragoza, Lourdes García, Rosa Mª Artar, Javier Pérez de Albéniz…

Editorial: Aguilar

ISBN: 978403102002

Páginas 169

Precio: 9,50 €

lunes, abril 25

Leer y escribir


Acabamos de celebrar el día del libro. Josep Conrad nos recuerda:" El autor del libro sólo escribe la mitad. De la otra mitad debe ocuparse el lector."

No faltan voces que muestran su preocupación por la calidad del lenguaje que se utiliza habitualmente, tanto para escribir, donde abundan los errores ortográficos, como al hablar, donde nuestro vocabulario es bastante pobre.

Tampoco aquellas que muestran su preocupación o alabanza por la aparición de artilugios que puedan acabar con el libro tal y como lo conocemos. 

No estaría mal volver la vista a nuestro  D. Quijote. En contra de los personajes heroicos que resuelven problemas usando una inteligencia o fuerza de voluntad fuera de  lo común. D. Quijote no quiere partir en busca de grandes batallas, está dispuesto a sacrificar su vida por una noble causa, pero la tragedia no quiere saber nada de él.


"D. Quijote nos representa lo cotidiano, lo concreto de la vida. Por ejemplo, los dientes, una preocupación para él, dientes que duelen, dientes que faltan


 “ Porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como molino sin piedras, y mucho más se ha de estimar un diente que un diamante."


Y ¿qué decir de su muerte? ¿Hay algo menos heroico? 

“ Tras dictar su testamento, agoniza durante tres días rodeado de gente que le quiere” , sin embargo, “ comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba Sancho, que esto de merecer algo borra o templa en el heredero la memoria de pena que es razón que deja el muerto”.
“Sólo se puede leer por placer” decía Borges, pero también podemos leer por reciprocidad, por intimidad, por instinto, por conocimiento, por alegría, para saber, para aprender, por….¡tantas cosas!

Y vosotros, ¿Por qué leéis? ¿Qué libro estáis leyendo?

jueves, abril 14

La autonomía personal

Soy una persona adulta, mayor de edad desde hace mucho tiempo, no incapacitada, y, de momento, miembro de la iglesia católica.

Y digo que todavía soy miembro de la iglesia católica, porque quiero pensar que no existe incompatibilidad alguna entre ser persona y pertenecer a la iglesia católica.

Sin embargo la realidad de todos los días me obliga a poner en duda tal pensamiento y pertenencia, cuando observo que en el ámbito de esa iglesia, por ejemplo, se sigue prohibiendo la publicación de determinados libros o se impide dar una conferencia a determinada persona en un local parroquial, y todo ello no porque se trate de personas (el autor del libro o el conferenciante) sospechosas de atentar contra los derechos humanos, sino simplemente por el hecho de que no coinciden, al parecer, en su visión de la iglesia con la que tiene la jerarquía dominante en este momento dentro del ámbito de esa misma iglesia. Las personas a las que se refieren los ejemplos que he elegido, son Don Jose Antonio Pagola y Don Jose Arregui. Existen muchísimas más.


Quede bien claro que, de momento, no pretendo defenderles a ellos, que también, sino reivindicar y salvaguardar mi autonomía denunciando a aquellos que desean limitarla a través de prohibirles publicar o hablar a esas personas, que es tanto como tratar de impedir que yo les lea o les oiga.

No entiendo cómo si en teoría dentro de esa iglesia se predica respecto de las personas, que conformamos y constituimos su base fundamental, el que somos libres y autónomas por naturaleza, es decir con capacidad suficiente para pensar y decidir por nosotros mismos, lo que a su vez constituye el fundamento de nuestra personal responsabilidad, se pueda al mismo tiempo mantener que no podemos publicar, hablar, leer o escuchar, lo que pensamos que debemos publicar, hablar, leer o escuchar.

¿O será que en esa iglesia todas las personas, tanto si somos clérigos o laicos (sobre todo estos últimos), somos consideradas, durante toda nuestra vida, menores de edad, sin criterio suficiente, con algún grado de incapacidad, y por ello necesitadas de tutela, que han de ejercer, quienes entre ellos se han elegido, por mor de un supuesto mandato divino y gracias a la inspiración del Espíritu Santo, como los poseedores de la única verdad revelada y, por tanto, dotados de una autoridad especial para imponernos a los demás, sin ninguna vergüenza, sus propios e interesados criterios?

Yo creo que no es ese el problema o, por lo menos, no el único problema.

Y digo esto porque resulta curioso (no es el único ámbito en el que ocurre) que cuando las personas dentro de esa Iglesia decimos que sí a todo y no nos planteamos ninguna duda ni problema, que pueda poner en tela de juicio la llamada doctrina tradicional de la iglesia, y el poder que en la misma se sustenta, no se pone ninguna traba a nuestra indiscutida autonomía y libertad. Entonces sí se dice y se defiende que somos libres y, precisamente, que en uso de esa libertad optamos por seguir la doctrina que se nos muestra como la verdadera y por responsabilizarnos en función de ella.

Nuestra incapacidad solo aparece o se señala cuando se nos ocurre pensar por nuestra cuenta, y ya no digamos cuestionar, más allá del límite o de la línea roja que nos han marcado los que dominan y quieren seguir dominando. Sólo cuando ponemos en cuestión lo establecido, a su juicio, como ortodoxo, es cuando nos convertimos en un peligro y cuando hay necesidad –no de convencer- de prohibir escribir, hablar, leer y escuchar.

Da lo mismo que lo que se escriba o diga sea razonable, que se diga de forma respetuosa y sin pretensiones de imponer nada, que esté basado en la lógica, o sustentado en los descubrimientos científicos o que sea el resultado de investigaciones profundas y de buena fe. Es entonces y solo entonces cuando se nos niega el carácter de personas libres, es decir de personas. ¿Por qué? ¿Qué es lo que ponemos en peligro? ¿A quién ponemos en peligro? ¿Qué es lo que hay que salvar o preservar?

Por eso es por lo que me planteaba la cuestión inicial. ¿Es incompatible el ser persona con el hecho de ser católica o pertenecer a la iglesia católica?

La cuestión no es baladí, porque si la contestación fuera afirmativa, la solución pasaría, necesariamente, al menos en mi caso, por decir, no quiero ser católico. No quiero renunciar a ser una persona libre.

Sin embargo, yo, aunque no tengo conocimientos de teología (ni creo que deba de tenerlos necesariamente para poder expresarme en estos términos), estoy convencido de que no es ni debe ser así. Que la doctrina basada en el amor no puede ser incompatible con la consideración de la persona libre. Que por muy limitada y vulnerable que sea una persona (lo somos todos, incluidos los jerarcas), la imposición y la prohibición no pueden prevalecer sobre el convencimiento basado en el conocimiento, en el diálogo sincero y respetuoso y en la razón, y que la supuesta única verdad ni existe ni puede, en ningún caso, prevalecer sobre la plural visión del mundo y de la moral.

Por eso, de momento no me borro de la iglesia católica, pero tampoco me callo, uniéndome a los que, desde dentro o fuera de esa misma iglesia, sin renunciar a su libertad, y desde posiciones sin mando y desinteresadas, siguen escribiendo, hablando, leyendo u oyendo libremente, sin sucumbir o tratando al menos de denunciar con su conducta las inadmisibles y condenables maneras de esta nueva y, para mí, terrible inquisición.


Leopoldo Diez de Fortuny
San Sebastián a 12 de abril de 2011.

 Leído en Fe Adulta

domingo, abril 10

Apelaciones celestiales


Siempre hay que mejorar

sábado, abril 9

Mirada al universo

A Cosmological Fantasia from BDH - Burrell Durrant Hifle on Vimeo.

miércoles, abril 6

Actitudes para cambiar el mundo


María Victoria me mando esta imagen en un email, pienso que bien merece un post y que se comenta ella sóla. ¿Qué os parece?