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sábado, abril 17

el suicidio, la muerte silenciosa


En nuestra ciudad se han suicidado varias personas en lo que llevamos de año. En la Revista Fusión leo en su último número un estudio sobre los suicidios en España. En nuestro país fallecen más personas “suicidadas” que en accidentes de tráfico. Hemos asistido a diferentes programas por parte de las autoridades “ invitándonos”  por todos los medios, anuncios en televisión, controles en las carreteras, a disminuir los accidentes de tráfico, afortunadamente con éxito. Sin embargo, no hemos visto ningún programa, ninguna medida que trate de disminuir este problema.
El mes pasado leía en Chiessa, la preocupación de las autoridades niponas por el incremento de los suicidios en los últimos años. En Japón hay un suicidio cada 15 minutos. Más de 30.000 personas al año, y se espera lleguen a 35.000 en este año.
El jefe de gobierno de Japón, ha reconocido los suicidios como un grave problema social, que hay que afrontarlo con decisión, dedicándole los medios financieros, estratégicos o los que sean para solucionarlo. Llegó más lejos, afirmando que el objetivo principal de su gobierno es el de “proteger la vida humana”, textualmente afirmó: “Quiero proteger la vida de la gente, la vida de aquellos que han nacido, que crecen y se hacen adultos.”
En los últimos mese ha puesto miles de psicólogos especializados en el tratamiento de depresiones debidas a problemas de trabajo o de dinero, ha ampliado la asistencia temporal a los mendigos, con alojamiento, alimento y vestimenta proporcionadas en las semanas navideñas y de fin de año, un periodo donde aumentan los suicidios, ha continuado repartiendo opúsculos, ha creado líneas telefónicas, etc. Por ahora no parece tener efecto estas medidas.
Los datos son duros, un tercio tiene entre 30 y 49 años; todos los días dos estudiantes se quitan la vida.
Pero el mensaje del gobierno invita a ser optimistas, no se ha quedado con los brazos cruzados, ha invitado a sus ciudadanos a ver qué se puede hacer, a entender que empuja a tanta gente a quitarse la vida.
En Japón falta el concepto de Dios y de pecado, afirma el obispo católico de Tokio, cuando decide quitarse la vida no piensa que está infringiendo una ley divina, no ve nada de condenable, de éticamente negativo. Recordemos que el budismo predica la reencarnación, la transferencia del ala de un individuo a otro cuerpo físico, no necesariamente humano. La vida es considerada una prueba de examen, subiendo de existencia en existencia, hacia el nirvana.
Volviendo a España, Pilar Sáiz, profesora titular de Psiquiatría en la Universidad de Oviedo afirma que hay varios factores que pueden desencadenar el suicidio, la muerte de un ser querido, una enfermedad mortal, un sufrimiento insoportable, etc.
En nuestro país, la tasa más alta está entre los 55 y 60 años, sobre todo en hombres. Pero conviene no olvidar que es un problema silenciado, se dice: se cayó por la ventana, tuvo un accidente…

La sociedad les impulsa a la competitividad, a comprar compulsivamente, a vivir acelerados, a medirte en función de lo que tienes, a ser egoísta... en esta rueda que gira por sí misma muchas personas no encuentran su lugar, no comparten los valores que le rodean y además no saben cómo ir en contra. A menudo ni siquiera saben en qué no están de acuerdo, simplemente no encajan, se sienten desplazados. Buscan un sentido a sus vidas, dar salida a su mundo interior, y no encuentran nada al otro lado.

Lo dijo claramente el filósofo Leonardo Boff hace unos años: "El hombre no funciona sólo en base a expectativas externas. La vida interior representa en estos momentos una de las dimensiones más olvidadas de la humanidad y esto está generando muchos problemas que aún no se identifican como tales. Urge rescatarla porque en ella se encuentra nuestro punto de equilibrio, es lo que realmente aporta una calidad de vida. Interior significa profundidad y ese interior emerge cuando el ser humano se detiene, calla, comienza a mirar dentro de sí y a pensar seriamente. La vida interior no es monopolio de las religiones. Es una dimensión de lo humano. Pero es universal. Está en todos los tiempos y culturas. Vida interior es escuchar voces y movimientos que vienen de dentro. Es lo que nos habla de lo que realmente cuenta en nuestra vida, de aquello que es decisivo y que no puede ser delegado en nadie. El efecto más inmediato de esta vida interior es una energía que permite encarar los problemas cotidianos sin agitaciones. Con serenidad, con profundidad.

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