Heinrich Böll hacía decir a una de sus personajes en su novela Opiniones de un payaso:
"la felicidad no dura más de un segundo, puede que dos o tres como máximo."
Millones de españoles se unieron en un grito de felicidad cuando Puyol marcó el gol de la victoria en el partido contra Alemania.
Llamamos felicidad a lo que queremos. Por eso es un objeto perpetuamente perdido, un anhelo, un proyecto de inconformismo, un ideal arrogante, de lo que se nos ofrece nada puede bastar. Ganamos un partido, ahora esa felicidad necesita ganar el siguiente.
Kant decía que la felicidad no es lo importante, sino ser dignos de ella, eliminando de nuestro yo los obstáculos para la felicidad.
Necesitamos ganar a Holanda para volver a disfrutar de esos segundos de felicidad. ¿Te apuntas?
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