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sábado, mayo 7

Una ética de izquierdas

La crisis no es sólo económica sino -sobre todo- ética. Pero no necesitamos una etica de principios, que únicamente enuncie principios ideales desde arriba, sino una ética de responsabiliadad, que tenga en cuenta todo el análisis de la situación y las consecuencias de la acción propuesta


Aquí os dejo unas reflexiones de Jean Daniel, director del periodico francés "Le Nouvel Observateur"
He aquí algunas lecciones que he aprendido de mis maestros. . Me he convertido en lo que Camus llamaría un “reformista radical”. Practico lo que Michel Foucault denominaría una “moral de la incomodidad”. Albergo la ambición de alcanzar una “felicidad sin obligación de trascendencia”, como creo que habría podido decir Spinoza. Se trata simplemente de una ética de izquierda.
  1. 1.    Ya no quiero cambiar el mundo; quiero reformarlo.
    2.       El siglo anterior debería conducirnos a desconfiar de todas las revoluciones, a comprender todas las resistencias y a abrazar el espíritu reformista.
    3.       La explosión de los dogmas y de las ideologías debería condenarnos a la humildad y a un verdadero culto de la complejidad.
    4.       La sabiduría consiste ahora en no separar nunca los conceptos de libertad e igualdad. La primera sin la segunda conduce a la jungla de las competiciones. La igualdad sin libertad lleva a la uniformidad y a la tiranía.
    5.        Desde esta óptica, el dinero solo puede ser el símbolo de una mercancía y el instrumento que sirve para hacerla circular mejor.
    6.       La violencia viene provocada por el paso de una sociedad a otra, como ocurrió durante la transición del feudalismo al capitalismo. Soy partidario de una no violencia ofensiva y no sacrificial.
    7.       No obstante, puede ocurrir que una guerra a la vez “inevitable e inexcusable” sea necesaria por razones de autodefensa. Pero solo podría ser declarada como último recurso, después de descartar todas las demás soluciones.
    8.       No está en el destino de una víctima el seguir siéndolo; después de liberarse, puede convertirse en verdugo. Todos aquellos que aceptan responder a la barbarie con la barbarie, utilizando las mismas armas que sus enemigos y traicionando así los valores por los que combaten deberían tener presente este pensamiento. En tal caso, no hay inocentes, solo vencedores o muertos.
    9.       Ya en mi más tierna infancia aprendí a considerar la humillación como uno de los peores males de la humanidad.
    10.   Hay varios medios para no colocar nuestro sillón en el sentido de la resignación ante las desgracias de la vida y la maldición de los hombres. Por ejemplo, considerar que “la vida no es nada, pero nade vale más que una vida” (Malraux), que “no hay que buscar a Dios en ninguna otra parte que en todas partes” (Gide) y que solo la admiración que se transforma en amor puede impedirnos ver la vida como “un cuento lleno de ruido y furor contado por un idiota y que no significa nada” (Shakespeare). De todas formas, como dice magníficamente François Cheng, “todos los juicios, todos los cultos y todos los ritos pueden desaparecer, salvo uno solo, el de la Belleza”.

    Jean Daniel (Director de Le Nouvel Observateur)
    Para saber más:
    Publicado en El Pais: Una ética de izquierdas

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