Hace poco se nos decía que el aumento de la población iba a provocar grandes hambrunas en el planeta. Pero el aumento de la población no se debe a la natalidad sino al envejecimiento.
La disminución de la natalidad nos lleva a una discriminación tan rápida como el crecimiento que hemos tenido. Un dato, en Rusia hay ahora mismo 7 millones de personas menos que en el año 1.991.De seguir así, en unos 50-60 años la población total del planeta empezará a disminuir.
El nieto de Charles Darwin, en una reflexión que se hacía sobre el destino de Roma, lamentaba la existencia de una pauta que observaba a lo largo de la historia: ¿Acaso la civilización debe llevar siempre a limitar las familias, con la decadencia consiguiente, y luego la sustitución por elementos bárbaros, que después acaban viviendo la misma experiencia?
Hoy esto no es un problema de países ricos exclusivamente, muchos países ya están experimentando un rápido envejecimiento de su población y no van a tener la oportunidad se ser ricos antes que viejos.
Algunos aprovechan para decir que el aumento demográfico hace peligrar las pensiones, el futuro de la familia o la emancipación juvenil. ¡Qué falacia! En realidad son los problemas financieros y políticos los grandes culpables.
La clave es sencilla, invertir en las personas. Las gentes, una vez dotados de buenas dosis de riqueza, cuidado, ocupación, atención, respeto, cultura o justicia somos capaces de mejorar notablemente las sociedades a las que pertenecemos.
¡Ojalá no lo olvidemos!
Para saber más:
Phillip Longman, Envejecimiento global
John Shoven, Respuesta para una nueva generación
Charles Kenny, Terror demográfico
Revista Foreign Policy, Paraisos para jubilarse
Julio Pérez Días, Lo que está pasando con la población
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